IMGP1993

 

 

Carlos Capacés

 Director

 

Hace unos días llegó a mis manos el informe elaborado a propósito del último Foro de Davos, en el que se reflejaban las diez tendencias de lo que parece va a ocurrir durante el año 2014 si nadie lo remediaba. Y no parece que nadie lo vaya a remediar.

Entre estos diez apuntes, se podían leer predicciones como que se iban a incrementar las tensiones sociales en Oriente Medio y Asía, o que las desigualdades sociales iban a crecer, o que el desempleo se iba a transformar en un problema estructural y persistente.

En fin, seguro que tampoco había que celebrar un foro en Suiza para inspirarse y sacar conclusiones como estas. Pero a pesar de todo, siempre es bueno que se nos recuerde que si seguimos así, llegaremos sin dudarlo a dónde la mayoría no quiere llegar.

Sí me llamó la atención que una de las tendencias señaladas en el mencionado informe fuera que se va a hacer, aún más patente,  la falta de valores en el liderazgo, en clara referencia a la clase política, que como todos sabemos, durante los últimos años, siempre se ha caracterizado por evidenciar unos valores inspirados en hacer prevalecer los intereses comunes por encima de los propios…, todos lo sabemos bien.

No perderé mucho tiempo en analizar los comportamientos de la clase política, pero sí que me gustaría detenerme unos instantes en la estación por la que el tren del liderazgo en las empresas debe pasar, en mi opinión.

 

Liderazgo Positivo

Líderes mundiales, a lo largo de la historia de la humanidad los ha habido, tanto conocidos como reconocidos. Aquí la lista puede llegar a ser interminable. Basta que el lector realice el ejercicio de pensar en cinco o seis nombres de personas que hayan sido identificados como tales. Seguro que una vez elegidos, todos ellos cumplen, al menos, tres características comunes: han sido personas que se han hecho escuchar, han tenido seguidores y han generado algún cambio en la sociedad.

Todos estaremos de acuerdo en que los líderes marcan y definen una visión, establecen las directrices para encaminarse a ella, generan compromiso en los demás, aportan energía, dan ganas y promueven algún tipo de cambio.

Dicho esto, debo añadir que siento algún recelo de los líderes entendidos como seres excepcionales que,  tocados por una especie de mano divina, les adorna un halo de carisma casi sagrado que les permite arrastrar al resto de la humanidad, o al menos a una parte de ella, sin saber muy bien ni por qué, ni hacia dónde. Creo bastante más en el líder cercano, humano, más real y creíble. Creo bastante más en la persona que día a día se esfuerza por hacer bien lo que tiene que hacer. Creo más en quien se toma su trabajo, su familia, su vida, como vehículos a conducir por las carreteras y caminos de la coherencia entre lo que dice que hace y lo que realmente hace. Creo más en el líder, metido en el papel de jefe, que además de exigir el trabajo, lo reconoce cuando está bien hecho. Que ayuda, que asiste, que acompaña, que conoce bien a sus colaboradores. Creo en el jefe que no se aferra al poder y a los galones concedidos por su empresa, sino que anhela y lucha porque su equipo le conceda la autoridad que solo un equipo puede conceder. El poder te lo da la empresa, la autoridad te la concede tu equipo. Y te la concede en base a tus conocimientos, experiencia, transparencia, lealtad, compromiso…

El Liderazgo Positivo es un modelo de dirección y desarrollo de personas que está compuesto por el líder inspirador y movilizador, imprescindible para marcar dirección, dar empuje e inyectar ilusión, y el manager que planifica, que organiza en la proximidad, que gestiona, resuelve y asesora. Que no solamente se preocupa por las cosas, sino que se ocupa por ellas. En el terreno, en proximidad, codo con codo con su propios colaboradores.

El Liderazgo Positivo está trufado de optimismo en todas las acciones que despliega, tanto en aquellas acciones dirigidas a su equipo, como en aquellas que dirige hacia arriba. Seguro que los jefes también agradecen que se les llegue, no solamente con problemas y dificultades, sino también con píldoras de positivismo, buen ánimo y mejor disposición.

El Liderazgo Positivo tiene un fuerte componente motivacional, entendiendo la motivación como la base del bienestar del ser humano, orientada permanentemente a la movilización de las personas, identificando qué es lo que les pone en marcha y ayudándolas a ello.

Y en tercer lugar, el Liderazgo Positivo es progreso, desarrollo, crecimiento. Está basado en la mejora continua, tanto profesional como personal. Liderazgo Positivo es estar convencido de que cuanto más ayudes a crecer a las personas que están contigo, más vas a crecer tú.

Cuando hablamos de Liderazgo Positivo no nos referimos ni al líder carismático, ni al líder importante. Sobre todo nos referimos al líder responsable, ya que cuando algunas personas importantes no se esmeran en ser responsables, sus acciones e influencia pueden ser catastróficas.

Cuando hablamos de Liderazgo Positivo no hablamos de poder, hablamos de autoridad. De autoridad Top Premium, autoridad concedida por el equipo. Cuando hablamos de Liderazgo Positivo no hablamos de mandar, hablamos de servir.

El Liderazgo Positivo no solamente es un modelo de liderazgo meramente teórico, que pretende convencerte de las excelencias de ser mejor persona y mejor jefe. Se trata de un modelo de liderazgo basado en la experiencia adquirida y en las expectativas mantenidas.

El modelo de Liderazgo Positivo va acompañado de herramientas que, una vez descubiertas y entrenadas, podremos aplicar en la gestión cotidiana con nuestros equipos, tanto para inyectarles energía cuando sea preciso, como para re-encuadrarles en sus responsabilidades y para pilotar en proximidad la ejecución de sus tareas, la mejora de su desempeño y el desarrollo de sus competencias.

El Liderazgo Positivo cuida nuestras acciones de manager desde tres vértices: la exigencia, el reconocimiento y la confianza..