Carlos Capacés
Director
Resulta que hoy nos despiden por las mismas razones que ayer nos contrataban.
Ayer nos contrataron por poseer los conocimientos necesarios para la función a desempeñar.
Nos contrataron por tener desarrolladas las habilidades y las destrezas suficientes que la experiencia y los años nos permitieron adquirir.
Nos contrataron por haber aprendido a manifestar abiertamente la actitud deseada, diferenciada por nuestro talante optimista trufado de voluntad de progreso y de ilusión traducida en una permanente postura en la que preguntarnos el porqué y el para qué de todas las cosas.
Y hoy, sin haber dejado pasar demasiado tiempo de aquella época dorada, resulta que debido a una situación adversa no deseada, el campo y las reglas de juego se han cambiado unilateralmente y sin avisar.
Y hoy, al salir el sol más triste, de repente nos despiden por tener unos conocimientos ahora innecesarios, que solo se entienden como el despliegue inoportuno de una inteligencia transformada en arenilla, que estropea la maquinaria del monstruo en el que se ha transformado la organización.
Hoy nos despiden por tener una experiencia adquirida que aparentemente supone, vista desde el otro lado (el oscuro), como un ojo escrutador y fiscalizador del trabajo de la organización.
Hoy nos despiden por empeñarnos en mantener una actitud madura y sensata, inspirada en ser un manantial permanente de propuestas y de ideas, animadas a mejorar y enriquecer las ideas de los demás, para contribuir a incentivar el verdadero trabajo en equipo.
En definitiva, las competencias por las que en un momento determinado nos contrataron, hoy nos condenan al despido. Aquello que en su día nos diferenció competitivamente de otros candidatos postulantes al mismo puesto, hoy nos señala como candidatos idóneos para dejar de ser los colaboradores ideales que éramos ayer. Aquello que ayer les decidió a invitarnos a su fiesta, hoy les hace invitarnos a separarnos de la empresa, de nuestra empresa. ¿O quizás es que nunca fue nuestra y siempre fue únicamente de ellos?
En la adversidad, las personas se muestran tal y como son; los valientes se muestran valientes, los canallas como canallas, los solidarios como solidarios. Y en las empresas, algunos departamentos de Recursos Humanos, ante la adversidad, se muestran tal y como son: los amateurs como amateurs y los profesionales como profesionales.
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