Carlos Capacés
Director
Cuando comencé a interesarme por estos temas, pude leer a varios divulgadores científicos que aseguraban que el cerebro humano contaba con 100.000 millones de neuronas. Y lo decían así sin más, sin tener en cuenta que quienes lo leíamos nos parecía o bien un despropósito por el despilfarro supuesto, o bien un alarde de grandiosidad que servía para en algunos casos, justificar las obras megalómanas de unos pocos empeñados en perdurar no tanto por lo que fueron, como por lo que tuvieron.
En estos últimos meses han llegado a mis manos casi sin buscarlos, varios artículos fechados en éste año, en los que se asegura que la familia científica está sorprendida y dispuesta a aseverar que parece ser que hay por ahí unos 14.000 millones de neuronas que se han extraviado, dejando a nuestro pobre cerebro con escasamente algo más de 86.000 millones de neuronas.
Y no puedo evitar preguntarme:
¿Dónde están esos 14.000 millones de células tránsfugas y desertoras?
¿Por qué han decidido marcharse sin decir más, ya sea a la francesa o a la inglesa?
¿En dónde han decidido refugiarse ese 14% de neuronas con el que contábamos desde siempre?
Y es que 14.000 millones de algo, aunque se trate de neuronas, digo yo que deben ocupar un espacio, aunque mínimo, como para que se note su presencia en algún lugar donde antes no estaban.
¿O es posible que no abulten tanto? ¿O es posible que su ausencia, fuga, estampida o éxodo, tampoco se note tanto?
Desde luego, su pérdida justificaría la cadena de despropósitos, ya casi innombrables por lo reiterativo del asunto, cometidos desde hace unos años para acá. Despropósitos que han decidido empaquetarnos en forma de regalo llamado crisis. Está claro que una ausencia de materia cerebral de semejante tamaño, explicaría las aberraciones cometidas del tipo de haber vivido por encima de nuestras posibilidades, de haber provocado una burbuja inmobiliaria, de haber pretendido aprovecharse de aquellos más débiles, de haber pretendido enriquecerse de una forma desmedida y provocativa, de haber borrado en un click derechos laborales peleados durante décadas, de haber osado mantener e incluso mejorar el estado del bienestar que creíamos merecido, …y cuantas cosas más.
Está claro que talento hay, lo puedes encontrar en las empresas, en las universidades, en las escuelas, en el deporte, en la familia, en cualquier disciplina que requiera persistencia, esfuerzo, voluntad de mejora y satisfacción con el propio desempeño. Ahora bien, soportar un pellizco de unos solamente 14.000 millones de neuronas, debe asustar hasta al talento más fornido y bien empaquetado.
Podría ser que ese puñado de neuronas se haya fugado a las universidades más prestigiosas de Europa, EE.UU. y Asia. Podría ser que esté escondido en la sombra de la honestidad que algunos han dejado colgada en una percha dentro de un viejo armario. O quizás se encuentren refugiados entre los Valores Esenciales de cada uno, esperando que la tormenta escampe y poder mostrarse cada uno tal y como es con cierta tranquilidad.
El caso es que nos han birlado 14.000 millones y ni nos hubiésemos enterado a no ser por la familia científica. Puede ser que en la lotería de esta Navidad, aunque solo sea en la pedrea, alguno de esos millones vuelvan a llenar nuestro bolsillo – cerebro. Ojalá.
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