Almudena Corral

Directora

 

¿Cuántas veces se equivocan las estrategias y los objetivos profesionales y se hace del entorno laboral el lugar donde uno pretende compensar los temores y fracasos personales?

Hay personas que hacen de la manipulación y las debilidades ajenas su mejor baza para  ganar poder y reconocimiento. Generalmente son personas bastante inteligentes, pero no brillantes y no lo son porque tienen una mochila cargada de  pensamientos e intenciones ocultas que les impide ganarse la confianza de la gente y transmitir la credibilidad que cualquier profesional necesita para ser percibido como un líder, como un líder auténtico, capaz de hacer que los demás actúen inspirados por la motivación y el compromiso, y no por el miedo, el temor o la presión mal ejercida.

Dedican tiempo, esfuerzo  y mucho desgaste, propio y ajeno, a que nadie les haga sombra y muestran una clara obsesión por tener pleno poder sobre su entorno y sobre todas las decisiones que se toman. Pero no lo hacen por una sana ambición o por una motivación de logro o influencia, si no que lo hacen porque necesitan momentos de gloria para sentirse importantes, quizás, ¿porque no se valoran? o ¿porque esa energía que derrochan no es más que una tapadera de sus inseguridades?…  

Como mérito,  hay que reconocerles su  constante empeño en obtener información de otros que les resulte de utilidad y su constante observar para conocer bien en qué son otros mejores o peores que ellos. Tienen tal entrenamiento,  que hacen un diagnóstico rápido y, en muchos casos, muy acertado de quienes le rodean, lo que les da ventaja a la hora de poner en marcha sus mecanismos de defensa.  

Siguen patrones muy similares y fácilmente reconocibles:

La convivencia con estos «manipuladores» es muy complicada. Fuertes dosis de autoestima y confianza en uno mismo minimizarán  parte de su estrategia destructiva: normalmente, la de subirte a los cielos para luego bajarte a los infiernos. Pero la realidad es que en las empresas, al margen de alguna excepciones, el éxito, reconocimiento y crecimiento personal y profesional se construye bajo otros cimientos. La generación de compromiso, la detección de talento y orientación a su desarrollo, las estrategias de actuación basadas en  la idea de que todos suman y la defensa de los valores, entre ellos la humildad para aprender de los demás, permite estructuras sólidas y líderes reconocidos. La manipulación y la estrategia de ir eliminando posibles rivales, puede dar resultados más rápidos, pero a muy corto plazo. 

Es cierto que en las empresas no siempre impera la justicia y que, en muchas ocasiones, a pesar del compromiso y dedicación de uno, puede hacerse realidad la amenaza de que “alguien vendrá que sombra te hará”. Pero las sombras, cuando el juego no ha sido límpio, son más frías, oscuras y solitarias.

“El liderazgo es lograr que las miras apunten más alto, que la actuación de la gente alcance el estándar de su potencial y que la construcción de personalidades supere sus limitaciones personales». Peter Drucker.